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INFLUENCIA DE LA LITERATURA ÁRABE EN LA ESPAÑOLA

INFLUENCIA DE LA LITERATURA ARABE EN LA ESPAÑOLA HASTA EL SIGLO XXI

Profesor: Jesús V. Magdalena Carreres (filólogo, psicólogo y teólogo)

0-INTRODUCCIÓN

   En España hubo dominio e influencia directa árabe durante muchos siglos, desde el año 711 hasta el 1492 (y más atenuada hasta 1608, ¡casi mil años!). Es evidente su influencia en la toponimia (Guadalquivir, Beniganim, Benissalem, Algeciras,… → traducible como: Río grande, Hijos de los jardines, Hijos de la paz, La isla,…) y el léxico general (ojalá, mezquino, hasta, cuscús, berenjena, alcachofa, albañil,…) así como en la cultura en general, aunque nos creamos muy “cristianos viejos”, su forma de hacer y contar las cosas, recitar poemas, escribirlos y sentirlos nos han calado hondo, fueron muchos siglos de influencia y admiración directas. De ahí que haya creído interesante y necesario un estudio consensuado y corroborado que mostraré debidamente este influjo en nuestra literatura, comprobable en la bibliografía consultada.

   En segundo lugar es importante mencionar que la literatura árabe escrita es anterior a cualquiera de las literaturas escritas románicas, por lo tanto en este trabajo he creído más interesante centrarme en la influencia de esta tradición literaria árabe en la literatura española y no tanto al revés.

  Como matando dos pájaros de un tiro, también pretendo presentar así mi lanza apologética por la necesidad del intercambio cultural y los beneficios que durante milenios han obtenido los españoles y en contra del ilógico chovinismo racista obtuso y empobrecedor.

1. LA LITERATURA ANDALUSÍ ÁRABE Y LA LITERATURA “ESPAÑOLA” MEDIEVAL

    Siguiendo sobretodo los artículos artículos de los compendios de Martín de Riquer y de Francisco Rico y sobretodo el externo de Mar Gómez ((que a su vez cita a M. Parker (1978)) podemos afirmar que durante la Alta Edad Media se prefería en toda la cristiandad escribir en latín, inclusive la España cristiana. No obstante otro cantar era la literatura oral, donde los diversos romances ya eran hablados, recitados y cantados.

   El estudio de este romance oral y las pistas para encontrar testimonios de ello no es nuevo, pues, como comenta el autor de la Wikipedia citando a Pedraza y Rodríguez en su Manual de literatura española, podemos apuntar que desde el siglo XIX se ha estudiado la posibilidad de que coexistiera en Al-Ándalus una cierta lírica románica con la latina y la árabe, tenidas estas dos últimas como principales al dominarse ya en lengua escrita, y a través de sus citas poder hallar así vestigios del romance “vulgar”. Estos recuerdan que Menéndez Pelayo en 1894 en su artículo “De las influencias semíticas en la literatura española” indicaba que el primer poeta en castellano (o que usaba parcialmente el “romance castellano”, de nombre conocido fue muy probablemente Judá Leví, de quien consta que versificó en hebreo, árabe y en “la lengua vulgar de los cristianos”.

   En cuanto a la lírica medieval no podemos evitar mencionar sus jarchas y moaxajas, a través de las cuales se dan testimonio de ese romance peninsular que se entrometía entre los versos hebreos y árabes, como estribillos o palabras sueltas en medio de composiciones árabes y hebreas, siguiendo su estilo y formato tradicional. Sobre todo en las jarchas que eran unas composiciones de carácter amoroso relacionables con la lírica primitiva hispánica de origen popular, como las Cantigas de amigo y los Villancicos. Frecuentes sobre todo entre finales del siglo XI y principios del XII, la mayoría de las jarchas están compuestas en dialecto hispano-árabe coloquial, pero una pequeña parte lo está en la lengua romance que utilizaban los andalusíes o “lengua vulgar de los cristianos”; como consecuencia de ello, constituyen los ejemplos más antiguos que se conocen de poesía en lengua romance.

   Celia del Moral Molina en su artículo afirma que hay múltiples trabajos señala que además de la jarcha, también hemos de mencionar el zéjel como precedente del villancico europeo. Menéndez Pidal apoyó esta tesis en 1937, expresando en síntesis que hay un parentesco entre el sistema de versificación árabe y el románico y que es de suponer que la poesía románica imitó a la árabe, desarollándose a la vez en dialecto andaluz, mozárabe, gallego y provenzal.

Ejemplo: Jarcha de Jehuda Halevi

«Báayse méw quorażón de mib.
¡Yā Rabb, ši še me tōrnarād?
¡Tan māl me dólēd li-l-habīb!
Enfermo yéd: ¿kuánd šanarád?”

Mi corazón se va de mí.
¡Ay señor, no sé si me volverá!
¡Me duele tanto por el amigo!
Está enfermo: ¿Cuándo sanará?

   Por lo que respecta a la prosa medieval española las glosas silenses y emilianenses en castellano como las “homilies d’Organya” en catalán dan testimonio muy temprano (siglos X-XI) a través de textos en latín de esa literatura oral española originales hacia estos inicios literarios romances. Pero Mar Gómez y Celia del Moral nos sugieren que la gran tendencia prosificadora poco posterior no solo imitó los modelos grecorromanos clásicos sino que adaptó las tendencias semíticas que los poderosos creyeron más útiles. Los diversos monarcas árabes fueron trayendo desde Bagdad el último grito de las diversas modas culturales, la literatura en verso y en prosa inclusives. En prosa fue el “adab” la más importante. Si los estilos de las jarchas mozárabes, del occitano y el galaico-portugués predominaban en el verso, en la prosa se mantuvo en los cenobios el estilo grecorromano y se introdujo con fuerza el estilo árabe del “adab” para la prosa, la cuentística y el exempla de mayor o menor longitud en sus relatos y tramas y muchas veces interrelacionados por un mismo personaje/-es o compilados en lo que llamaban “collares” que tanto nos recuerdan las historias renacentistas del Lazarillo de Tormes (comparable al Abu Zayd de Al Hariri) y otros pícaros españoles que expondremos después.

   Así los precedentes de la cuentística medieval española y los relatos moralizantes y didácticos, como los de El conde Lucanor de Don Juan Manuel o las historias del Arcipreste de Hita o Ramón Llull entre otros, a partir del siglo XIII (1ª versión castellana del Calila e Dimna), estarían más propiamente en obras como el Sendebar, Calila e Dimna, Bocados de Oro y Barlaam y Josafat que no son solo compendios de relatos chuscos o entretenidos, sino compendios de sabiduría y guías de buena conducta. Al igual que las obras de “adab” la temática didáctica española del siglo XIII responde a normas de conducta para lo cual los autores se basan en varios elementos principales: ejemplos, proverbios, refranes y sentencias, cuyos elementos constitutivos tienen rasgos comunes los unos con los otros: brevedad, unidad en la narración y un gran didactismo implícito. Las fuentes fueron las traducciones de estos cuentos orientales , cuya influencia podemos ver en El conde Lucanor, en el Libro de los Exemplos, el Libro de los Gatos, o en obras de Alfonso X el Sabio, Ramón Llull, el Arcipreste de Hita, Arcipreste de Talavera, Lope de Vega, Cervantes, Calderón y otros muchos etc. De todas las obras orientales, nos afirman Celia del Moral y Mar Gómez, la que más ha influido en la cuentística occidental ha sido Las Mil y Una Noches. Aunque se ha dicho que esta última obra no se conoció en Occidente hasta el siglo XVII, en España se la conocía total o parcialmente desde mucho antes. Un ejemplo que demuestra esto último lo tenemos en el año 1253 en el que un hermano de Alfonso X tradujo al castellano el Sendebar, cuyo contenido es una de las partes más célebres de Las Mil y Una Noches. Otros buenos ejemplos sobre la herencia de Las Mil y Una Noches en nuestras letras los tenemos aquí: algunos asuntos de los “Milagros” de Gonzalo de Berceo y algunos de los cuentos de don Juan Manuel, o en el cuento de “La doncella Teodor” recogido en la Crónica General de Alfonso X, y de aquí la tomaría Lope de Vega para su comedia del mismo título,….

B-EDAD MODERNA

-RENACIMIENTO Y BARROCO

   Como ya ocurría en el medievo en el renacimiento se repite en la prosa esta influencia de las letras semitas, aunque no la única, demostrable como veremos en el desarrollo de la picaresca y la novela de caballerías. Evidente para autores como Celia del Moral Molina, además del propio Cervantes cuando hace alusión a un ascendente árabe de su obra Don Quijote de la Mancha al que llama “Cide Hamete Benengeneli”. Lo que da pie a la sugerencia de algunos estudiosos ya citados de hasta que punto la poesía épica y los libros de caballería no se vieron también inspirados por las tradiciones literarias árabes, cosa que el genial Cervantes bien suponía.

   Celia del Moral Molina nos habla de la relación de la literatura picaresca y la “muqqama”, aunque reconociendo que no se han realizado demasiados estudios que lo corroboren, ella cita para fundamentar esta idea a algunos autores que la convencieron de ello: Mahmoud Tarchouna con su libro Les Marginaux, F. Ayala y F. De la Granja. En conjunto se puede afirmar que efectivamene hay similitudes entre la maqama y la novela picaresca especialmente por su carácter temático, el muchacho que con su ingenio intenta sobrevivir, pasando por todo un aprendizaje de situaciones desesperadas; pero por lo que se refiere a la forma, hay claras diferencias estructurales. En todo caso, coinciden en los contextos que tradiciones, árabe y española, surgen y se desarrollan: la decadencia de dos imperios y el surgimiento de una nueva clase, la burguesía mercantil y el deterioro del viejo sistema imperial, el surgimiento de la burguesía y el deterioro económico y ruina de una masa pobre que tendrá que ingeniárselas en su miseria para poder comer cada día.
Por lo que respecta a la poesía, especialmente ahora la religiosa, varios autores nos hablan de la mutua influencia entre los místicos árabes y españoles. De este modo, tal como nos informan en sus artículos el equipo de estudiosos de Ahmed Husein al-Afif y Celia del Moral Molina (basándose a su vez en los estudios de Asín Palacios y Luce López Baralt), se puede afirmar que existen diversos vínculos entre la literatura mística árabe y española: San Juan de la Cruz e Ibn Arabi como paradigmas o Santa Teresa de Jesús (“Las moradas”) y la espiritualidad y al-Gazzal y los contemporáneos suyos los nawadir de Ahmad al-Qalyubi (siglo XVI). Todos los estudios comparativos entre ambos místicos y respecto a su relación con la mística árabe, estudian sobre todo en la repercusión de Ibn Arabi (1165-1240), sobre San Juan de la Cruz (1582-1588), puesto que la producción literaria mística de Ibn Arabi se adelanta a aquella de San Juan por tres siglos, casi los mismo que la de al-Gazzal sobre “Las moradas” de Santa Teresa, y no al revés. En definitiva, las investigaciones corroboran esta influencia de la mística árabe islámica en la española.

C- INFLUENCIAS MUTUAS DE LAS LITERATURAS ÁRABE Y ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS

   Celia del Moral Molina relaciona la poesía árabe y el romanticismo europeo. Esto se ve corroborado en los estudios del iraquí Hasan Sabih Sadiq quien ha realizado un análisis profundo y sistemático de las traducciones de la poesía árabe, hechas durante la Edad Moderna y los siglos XIX y XX, al español y a otras lenguas europeas: latín, francés, alemán e inglés. Por esto podemos sugerir la idea de que poetas orientales como Wallilda o Abül-Baqa’de Ronda, Imrul-Qays, Antara, Ibn al-Rümi, o andalusíes como Ibn Jafii-a, al-Iakam e Ibn Abd al-Rabbihi, entre otros muchos, eran traducidos del árabe al español y difundidos ampliamente en España por autores como Valera, Lafuente Alcántara, el Conde de Noroña, Simonet, Von Harnmer-Purgstall, etc. Todas estas traducciones y este conocimiento de la poesía árabe clásica, hizo que, al igual que había pasado en Francia, Alemania e Inglaterra, los poetas románticos españoles del XIX como Zorrilla, Bécquer, Espronceda, Ángel Saavedra o Rosalía de Castro se dejaran influir, coincidiendo con el Romanticismo y su interés y curiosidad por lo más exótico y misterioso de Oriente.
Adentrándonos ya en el siglo XX seguimos la estela de citado
Hasan Sabih Sadiq quien además de resaltar el papel e influjo que este “orientalismo” y “exotismo” tuvo en las letras de los modernistas de principios de siglo, también nos nos explica y describe la influencia de la literatura árabe en la generación del 27 desde muy temprano, pues ya en 1930 un literato español avisó sobre esta influencia; además, algunos de los mismos poetas de esta generación reconocieron que habían leído poesía árabe, como Luis Cernuda, Federico García Lorca, Rafael Alberti y Dámaso Alonso. Y este autos nos explica textualmente: “Quizá el primer investigador que avisó sobre la influencia de la literatura árabe en la generación del 27, sea Miguel Pérez Ferrero, en 1930. El 14 de agosto, había publicado en el Heraldo una reseña de poemas arábigo andaluces, de Emilio García Gómez. En su artículo, Pérez Ferrero, que conocía bien la poesía de Lorca, había sugerido que entre ella (y la de Alberti) y los poemas traducidos por García Gómez había una evidente filiación”. Y entre las citas de los propios autores que Sabih Sadiq nos expones destaca la de Luis Cernuda cuando nos dice que ya hacía algún tiempo, mientras hojeaba una selección de poetas arábigo andaluces, escogidos y traducidos por el señor García Gómez, halló allí una clara muestra de ello referida a la poesía de Federico García Lorca. Por ejemplo al leer Hafiz, Khayyam, o cualquier otro poeta oriental, más o menos conocido, se hallan aquellos antecedentes a los que siempre es necesario acudir para comprender mejor, no diré ya a un artista, sino a un hombre. Y remata lo dicho así: “Temas, estilo, preocupaciones son comunes entre la poesía oriental y la poesía de Federico García Lorca”.

   Toda esta influencia ha llegado directa o indirectamente hasta nuestros días del siglo XXI, en plena “globalización”, incluso las más recientes en cuanto temática, estilo, formato y personajes, sigue existiendo esa relación e influencia mutua. Aunque serán precisos más estudios que especifiquen y aclaren el alcance y profundidad de ello, ya sean del español peninsular,como del resto de la literatura española no europea.

   Con referencia al párrafo anterior, acerca de influencias y globalizaciones, lo más notorio de este panorama literario español, por ejemplo en Marruecos, rodeados de “francoliteratos” y “árabeliteratos”, destaca un grupo de escritores marroquíes, no siempre relacionados con familias descendientes de andalusíes o moriscos, que hacen literatura expresándose en lengua española. Su número, unos treinta, no es todavía grande, pero son la vanguardia de una nueva generación que parece irá incrementándose y asentándose. Unos son novelistas y otros poetas, historiadores, periodistas, profesores de secundaria y Universidad. Entre sus nombres: Mohamed Chakor, Ibn Azzuz Hakim, Abdellah Djbilou, Mohamed Sibari, Mohamed Lahchiri, Abderrahman El Fathi, Abdelkader Ben Abdellatif, Ahmed Mohamed Mgara, el poeta Momata… Se ha creado incluso una asociación que los aglutina y los representa: AEMLE (Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española). En 2014 se renueva y nace la »Nueva Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española, ‘NAEMLE’, con sede en Tetuán. La influencia mutua está garantizada,….

BIBLIOGRAFÍA

-AAVV.Wikipedia.com

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-De la granja, F. (1971). Nuevas notas a un episodio del “Lazaríllo de Tormes”. AI-Andalus 36. 223-237.

-Del Moral, Celia. Huellas de la literatura árabe clásica en las literaturas europeas: vías de transmisión. Ed. Francisco Muñoz. Universidad de Granada.

-De Riquer, Martín et ali (1986). Historia de la Literatuta Universal. Planeta.

-Gómez, Mar. Influencia de la literatura de «adab» en el origen de la prosa literaria y la cuentística castellana. Universidad de Valladolid. Link: https://revistas.ucm.es/index.php/ANQE/article/viewFile/ANQE0000110321A/3807

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-Rico, Francisco et alii (1980). Historia y crítica de la literatura española.

-Sabih, Hasan (2008). Estudios sobre la influencia de la literatura árabe en la poesía española moderna. Link: http://literatura.islamoriente.com/content/estudios-sobre-la-influencia-de-la-literatura-%C3%A1rabe-en-la-poes%C3%ADa-espa%C3%B1ola-moderna-primera.

-Selva, Ariadna (2015). La influencia árabe en la lengua y cultura española. UIB. Link: https://ddd.uab.cat/pub/tfg/2015/tfg_26602/TREBALL_FI_GRAU.pdf

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