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LA PROSA MEDIEVAL. LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO Y OTROS

LA PROSA MEDIEVAL. LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO. ALFONSO X. DON JUAN MANUEL. TEMA OPOS 44

Profesor: Jesús Vicente Magdalena (filólogo, psicólogo y teólogo). Junio 2018

0-ÍNDICE

1-LA PROSA MEDIEVAL ……………………………………………1

2-SIGLOS IX-XII. GLOSAS Y CARTULARIOS……………………1-2

3-CLASIFICACIÓN GENERAL DE LA PROSA MEDIEVAL ……2-3

4-SIGLO XIII: LA ESCUELA DE TRADUCTORES ………………3-5

-Fernando III

-Alfonso X

5-LA PROSA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIV Y XV……….6-8

-Don Juan Manuel

-Arcipreste de Talavera

6-BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………….8

1- LA PROSA MEDIEVAL

    Nace en romance después del verso y casi contemporáneo al mester de clerecía. Por ella se entiende como el discurso que va hacia delante frente al verso, considerado como discurso que va hacia atrás según medida: el verso tenía mayor prestigio, mientras que la prosa tenía que disociarse del romance vulgar e irle ganando terreno al latín como lengua de cultura.

    De ahí que fuera inicialmente, eminentemente didáctica. Mientras que en Francia e Italia las primeras muestras de prosa son más bien jurídicas, en España son sobre todo religiosas: las glosas y al parecer menos jurídicas (Los cartularios).

2-SIGLOS IX-XII. GLOSAS Y CARTULARIOS.

En esta época sobresalen cuatro grandes testimonios del origen de esta prosa escrita:

  1. Las glosas emilianenses datan de fines del IX y principios del X y proceden del Monasterio de San Millán de la Cogolla. Está en latín y es una miscelánea religiosa que al final incluye un glosario y varios comentarios en romance.

  2. Las glosas silenses son un poco posteriores, ya de los siglos X y XI y proceden del Monasterio de Santo Domingo de Silos y tienen un glosario similar al anterior, pero, esta vez, a una compilación de los pecados agrupados en torno a los Diez Mandamientos para la confesión.

    Se han encontrado un total de 369 glosas (notas manuscritas), de las cuales a continuación se puede leer un extracto (para mayor claridad, los términos latinos están escritas con mayúsculas y los romances con letra itálica, seguidos del número de la glosa entre paréntesis):

    RELIQUENS: elaiscaret (3); DEUORANDUM [por manducaret] (4); IGNI COMBURATUR: kematu siegat (9); LIMPHA: aqua (12); IGNORANS: qui non sapiendo (17); CASTE: mundamientre (20); INFIRMIS IMBALIDIS: debiles, aflitos (26); PROELIO: punga (48); QUI PREBENT: ministrent, sierben (49); STRAGES: occisiones, matatas (52); INERFICERE: matare (58); DEDUCANTUR: lieben adduitos (63); CETERIS: conos altros (65); ESSE: sedere (72); ADULTERIA: fornicio (82); …

  1. Los Cartularios de Valpuesta son una serie de documentos del siglo XII que, a su vez, son copias de otros documentos, algunos de los cuales se remontan al siglo IX, si bien la autenticidad de algunos de ellos es discutida. Están escritos en un latín muy tardío que trasluce algunos elementos propios de un dialecto romance hispánico que ya se corresponde con las características propias del castellano. El preámbulo del estatuto de autonomía de Castilla y León los menciona junto a la Nodicia de Kesos como testimonios que contienen «las huellas más primitivas del castellano». En noviembre de 2010, la Real Academia Española avaló los cartularios, escritos en «una lengua latina asaltada por una lengua viva», como los primeros documentos en los que aparecen palabras escritas en castellano, anteriores a las Glosas Emilianenses (como se describe en el artículo de Miguel A. Vergaz en EL Mundo -7/11/2010-titulado “La RAE avala que Burgos acoge las primeras palabras escritas en castellano”).

  2. De las pequeñas anotaciones aclaratorias de las glosas, pasamos a encontrarnos con los primeros textos completos en romance castellano, como el Fuero general de Navarra del siglo XII, primer texto completo en romance conservado en la Península.

3CLASIFICACIÓN GENERAL DE LA PROSA MEDIEVAL

Siguiendo la clasificación de expertos como Francisco López Estrada la prosa medieval en castellano (desde el siglo IX al XVI) se podría clasificar en estos siete tipos:

  1. Sermones: la Iglesia va evangelizando en romance al pueblo (aconsejado a realizarlo así desde el IV concilio de Letrán) por medio de este género, que ya existía en la tradición bíblica-latina. A partir de finales del siglo XII va introduciendo cuentos breves, sermones, refranes,… convirtiéndose en un antecedente de la literatura cuentística y de exempla, al tiempo que toma buena parte del acerbo de la oralidad del pueblo. Arturo Jiménez Moreno en su artículo nos da algunos ejemplos de ello como el “Sermón de Pedro de Luna” del siglo XIV y algunos en castellano de San Vicente Ferrer (como los de Pedro Cátedra).

  2. Prosa gnómica o sentenciosa: Es didáctica y sentenciosa: son guías muy populares de comportamiento para el creyente bajo formas de máximas, pensamientos, citas apócrifas o ciertas de autoridades de la Antigüedad,… que fueron agrupadas en summas. Algunos ejemplos serían:

El libro de los doze sabios o Tractado de la nobleza y lealtad,, mandado componer por iniciativa de Fernando III el Santo hacia 1237 (según se nos cuenta en el Libro…) y al que se le añadió un prólogo en 1255, al comienzo del reinado de Alfonso X el Sabio.

Poridat de Poridades o Secretum Secretorum es un tratado didáctico en prosa de mediados del siglo XIII. Su contenido es una colección de sentencias (atribuidas a las enseñanzas de Aristóteles a Alejandro Magno).

Y otros como “Bocados de Oro” y “Flores de Filosofía”.

  1. Proverbios y refranes: expresaban una experiencia y un consejo que se encerraban en una oración breve: en ellos se mezclaba lo culto con lo popular. Sirvieron de libro de referencia a muchos autores del siglo XIV. Un buen ejemplo sería:

Libro de los buenos proverbios”. Las sentencias que recoge el libro, y que se atribuyen vagamente a nombres de prestigio, como Sócrates, Platón y Aristóteles, se presentan mediante un marco introductorio (técnica habitual en la literatura árabe del que proviene) en el que con motivo de la celebración de uno de los grandes días festivos un sabio pronuncia un discurso ante un auditorio, que disfruta del aprendizaje de estos bocados de sabiduría a la vez que se deleita. La parte final del libro la ocupa un apócrifo intercambio epistolar entre Alejandro Magno y su madre.

  1. Prosa histórica y legislativa: a pesar de no ser literatura, López Estrada se limita a destacar que toman categoría artística por la calidad de su prosa, al ser la lengua de cancillería la que irradia la norma. Se conservan un resumen en castellano de la Historia Roderici y fragmentos en las Chronicas Navarras, a parte de la General Storia y otras de Alfonso X.

  2. Ficción (Exempla):Es el primer género de ficción en el Medievo. Básicamente, es un relato breve moral o moralizado que se cita en apoyo de una doctrina, por lo que carecen de autonomía. Entran en España en el siglo XII y empiezan a decaer a finales del siglo XV. Aunque entra por vía árabe, tiene un origen occidental: la oratoria práctica de Cicerón y Quintiliano, ejemplarmente difundida en el Medievo por El libro de los dichos y hechos memorables, de Valerio Máximo. Obras más conocidas por su traducción al castellanos serían el Sendebar y Calila e Dimna. Tienen en común, el Sendebar y el Calila y Dimna, el hecho de haberlos compilado el propio rey Alfonso X, la fecha de su redacción hacia mediados del siglo XIII, y el hecho de ser una colección de ficciones orientales llegados a España en sus versiones árabes. Las dos compilaciones de cuentística oriental encuadran los ejemplos en un marco narrativo y sus enseñanzas prefieren la sabiduría profana a la moral cristiana; enseñan a vivir con prudencia en el mundo.

  3. Ficción (Fábulas): Es un relato de índole verosímil, no realista, de preferente predominio de los protagonistas animales personificados. Se agrupaban en «isopetes» (por el fabulista Esopo, lo que delata su origen igualmente occidental). Junto a los exempla, darán lugar a los cuentos. Algunas de ellas contenidas en el Libro de buen Amor del Arcipreste de Hita.

  4. Ficción (Cuentos): Eran relatos breves, pero de una extensión mayor a los dos tipos anteriores. La figura principal es el narrador como voz que sirve de referente moral, religioso y filosófico: de ahí que apenas existieran diálogos. Los protagonistas son seres humanos o personificados. Varios ejemplos: Directamente en castellano estarían El Corbacho del Arzobispo de Talavera y la inmortal obra de Don Juan Manuel, El conde Lucanor que veremos luego más detalladamente

    La influencia oriental de los cuentos es notable: el sentido de lo didáctico es eminentemente oriental. De hecho, como luego veremos, el Arzobispo Don Raimundo crea, ya en el siglo XI, la primera escuela de traductores une a árabes, judíos y cristianos para verter, generalmente con el latín como lengua puente, obras de origen oriental. En esta línea se escribe Disciplina clericalis, obra de principios del siglo XII del judío español Pedro Alfonso. Es la primera colección de cuentos orientales conocida en occidente: se compone de 34 cuentos engarzados entre sí por una ficción que sirve de marco, donde un padre alecciona a su hijo mediante una sucesión de cuentos que no retoman la trama: es una estructura acumulativa y abierta: trama-exempla.

    Uno de los grandes focos donde se compilaron y desarrollaron estos siete tipos de textos en prosa medieval fue la Escuela de Traductores de Toledo que desarrollaremos a continuación:

4- SIGLO XIII. LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO.

     Como nos la viene a difinir el autor de su artículo de la Wikipedia, con el nombre de “Escuela de traductores de Toledo” se designa en la historiografía, especialmente desde el siglo XIII, a los distintos procesos de traducción e interpretación de textos clásicos grecolatinos, hebreos y árabes e incluso de otras lenguas romances, aunque no siempre de fuentes directas sino traducidos previamente las más clásicas al árabe, al hebreo a al latín, y aquí definitivamente empleaban el romance castellano o español.

    La conquista cristiana en 1085 de Toledo y la tolerancia de los reyes castellanos cristianos con musulmanes y judíos facilitaron este comercio cultural que permitió el renacimiento filosófico, teológico y científico primero de España y luego de todo el occidente cristiano. A partir del siglo XII la Escuela de traductores de Toledo vertió principalmente textos filosóficos y teológicos (Domingo Gundisalvo interpretaba y escribía en latín los comentarios de Aristóteles, escritos en árabe y que el judío converso Juan Hispano le traducía al castellano, idioma en el que se entendían todos). En la primera mitad del siglo XIII esta actividad se mantuvo. Por ejemplo, reinando Fernando III, rey de Castilla y de León, se compuso el Libro de los Doce Sabios (1237), resumen de sabiduría política y moral clásica pasada por manos «orientales». En la segunda mitad del siglo XIII el sabio rey Alfonso X hizo componer la primera Crónica General de España, institucionalizó en Toledo esta «Escuela de traductores», centrada también en traducir también al español textos astronómicos, médicos y científicos. Al-Ándalus puso al alcance de Europa libros en árabe, no sólo de escritores árabes, sino también títulos e ideas hindúes, persas, hebreas y grecolatinas perdidas entonces en la tradición occidental.

     No obstante esta tradición de las traducciones se iniciaron en el siglo X en el monasterio de Ripoll con el latín como lengua final. Tal monasterio fue cita de todos los hombres sabios de Europa, independientemente de sus confesiones.

     Cuando Toledo fue conquistada en 1085 se vio que allí había una enorme tradición bibliográfica y un fuerte polimorfismo de culturas. En el siglo XI se iniciaron allí las primeras traducciones eclipsando a Ripoll. La figura clave de esta empresa es Raimundo, arzobispo de Toledo de 1126 a 1152: reunió a musulmanes, cristianos y hebreos en una gran biblioteca y a partir de Fernando III y Alfonso X esta Escuela de Traductores estuvo más interesada en que la meta final de la traducción fuera el castellano y no ya el latín.

     Precisamente tanto por que lo aconsejase el IV Concilio de Letrán a sus clérigos, como por la necesidad de fijar un modelo para los traductores posteriores sobre todo a nivel legislativo y social, fue una de las causas que llevaron Alfonso X a fijar lo que conoceremos como castellano alfonsí.

     Veamos un poco más detalladamente la labor de estos magnos reyes por el castellano:

A– FERNANDO III “EL SANTO” (1199-1252)

     Es el verdadero iniciador e impulsor de la prosa en castellano en la primera mitad del siglo XIII. La obra producida bajo sus auspicios pueden dividirse en tres grandes grupos:

  1. Obras didáctico morales: Dentro de la literatura gnómica y de refranes destacan El libro de los doce sabios y El libro de los cien capítulos, mientras que la literatura de debates aparece en El diálogo del Cristiano con el judío. Bonium o Bocados de oro es un libro de cuentos con cuento-marco: un rey persa va a la India en busca de un sabio hindú quien le alecciona.

  2. Obras históricas y legislativas: Hizo, entre otros títulos, Historia de los godos –con poemas épicos prosificados- y la traducción del Fuero Juzgo.

  3. Obras pedagógicas y cuentística. Son en su mayoría traducciones al castellano provenientes del árabe y de una literatura clásica oriental. Tres obras fundamentales:

  • Calila e Dimna: Se tradujo del árabe en 1251 por orden de Alfonso X, aún infante, aunque bajo la protección de Fernando III. En esta colección de cuentos abundan los monólogos introspectivos, y se usa el diálogo con función dramática. La localización es muy esquemática; y la acción, más bien escasa. Una estructura muy similar se utiliza en el libro de Don Juan Manuel El conde Lucanor (s. XIV).

  • Sendebar o Libro de los engaños e asayamientos de la muyeres, de 1253: proviene de un manuscrito árabe, que, a su vez, es traducción de uno sánscrito. Es didáctico pero con notas picantes por influencia de los fabliaux franceses y de la misma sensualidad árabe. Inaugura en la tradición hispánica dos cuentos luego recurrentes: el de Trotacoventos y el de la lechera. En cuento marco, se cuenta cómo la madrastra de un príncipe intenta seducir a éste sabiendo que él ha de silenciar la propuesta. El príncipe pide consejo a sus sabios y éstos le aleccionan con exempla misóginos.

  • La doncella Teodora se sitúa en la literatura gnómica, donde esta doncella es aleccionada por un grupo de sabios.

B– ALFONSO X “EL SABIO” (1221-1284)

    Sucede en su labor a Fernando III durante su reinado, de 1252 a 1284. Promueve la traducción y redacción en castellano de obras jurídicas, históricas y científicas, además de literarias; pero lo más importante es que hace de este idioma lengua de cancillería. Según se deduce del Libro de la ochava esfera, incluso llegó a participar en la corrección de textos en castellano derecho personalmente. Tal modalidad seguirá siendo el esqueleto base de la norma castellana hasta los Siglos de Oro; no sólo desde el punto de vista ortográfico, sino del propio sistema: introdujo oraciones más largas, perfeccionó el sistema de las conjunciones, explicaba los cultismos que luego han quedado integrados en nuestro idioma,…La obra producida bajo sus auspicios pueden dividirse en tres grandes grupos:

Obras históricas. Dos obras principales de esta temática:

I) Crónica General o Estoria de España (versión definitiva de 1270-1274). Trata de agrupar todas las noticias sobre España desde Noé hasta su predecesor, Fernando III, afán inédito en las letras castellanas. Según Ramón Menéndez Pidal, el último tercio no fue revisado por Alfonso X, sino por su sucesor Sancho IV (reinado, 1258-1295), mientras que Diego Catalán aduce que esta parte fue reformulada en el siglo XIV.

     Hay digresiones sobre temas no ibéricos sino occidentales, como Roma, el papado,… Tal vez, según Francisco Rico, fue este giro hacia la historia universal lo que no satisfizo al monarca e hizo que la abandonara como proyecto. Sus fuentes son las crónicas latinas y árabes medievales sobre la del Tudense y la del Toledano. Igualmente tomó en cuenta, para los primeros capítulos, el Antiguo Testamento y otros textos eclesiásticos.

     La intensidad con que narra el Medievo se intensifica al resumir y prosificar algunos poemas épicos, algunos de ellos perdidos, como La condesa traidora, Cantar de Sancho II, Romanz del Infant García, Bernardo del Carpio, Mió Çid y Los siete Infantes de Lara.

II) la General Estoria, donde, con el mismo método que la anterior, trata de recoger en seis partes la historia de todos los pueblos vivos en el siglo XIII. Parte igualmente del Antiguo Testamento, pero las partes históricas de la Biblia toman asiento en la Historia Escolástica de Pedro Coméstor (especialmente para los datos profanos), y las Glosas ordinarias y las Antigüedades judías, de Flavio Josefo. Esta vez añade una interpretación histórica de los mitos, tomados de las Metamorfosis, de Ovidio.

– Obras científicas. Fueron las más divulgadas y traducidas, y las que le reportaron al rey el sobrenombre de El Sabio.

-Física y astronomía. En las Tablas Alfonsíes y en los Libros del saber de la Astronomía, usados hasta el Renacimiento, se describe los movimientos de los planetas y las medidas del tiempo siguiendo a Tolomeo. El Picatrix y el Lapidario tratan de astrología y de las propiedades astrológicas de las piedras según su signo astrológico, respectivamente.

– Obras jurídicas y de reglamentación. Continúa unificando y sintetizando saberes, pero esta vez con la intención de unificar jurídicamente su reino: son importantes el Fuero real –promulgado antes de su muerte- el Setenario –incluido en Las Siete Partidas– y Espéculo. Pero su obra capital es Las Siete Partidas: es un auténtico manual de marco de convivencia. Por eso incluye disquisiciones acerca de lo religioso, la amistad, lo didáctico, lo lúdico,.. todo lo que había que regular de las costumbres y usos de su época:

Estructura del Las Siete Partidas.

I.- Religión y estados eclesiales.

II.- Emperadores, reyes y otros señores.

III.- Justicia.

IV.- Matrimonio y familia.

V.- Empréstitos, cambios y compras.

VI.- Testamentos y herencias.

VII.- Delitos civiles y sanciones.

– Juegos y ocio. Por último, en el Libro de axedrez, dados y tablas, traducido del árabe, se da el mejor tratado de ocio de la Europa de su tiempo. Plantea en él al hombre en una nueva dimensión cultural: la necesidad del ocio.

5-SIGLOS XIV Y XV. DON JUAN MANUEL Y EL ARCIPRESTE DE TALAVERA

C– DON JUAN MANUEL Y LA PROSA DEL SIGLO XIV.

     Es el siglo de la aparición de la burguesía con cierta pujanza, la iglesia se ve sometida a numerosas herejías y las calamidades provocan manifestaciones religiosas extremas: el espíritu caballeresco se ve debilitado como estamento por sus continuas luchas contra los nobles. En este contexto, Don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X, se integra de lleno en su clase: lucha contra los reyes y llega a aliarse con el monarca musulmán de Granada: sus libros están dirigidos a apuntalar la conciencia de pertenecer a un clase, la caballeresca.

     No obstante, este sentimiento de pertenencia se compensa con un extremo individualismo literario hasta el punto de dedicarse a la escritura exclusivamente. Es la primera vez que esto sucede en las letras hispánicas: retoca continuamente sus obras con sentido de propiedad intelectual; no cumple con la humilitas propia de la retórica: finge desconocer el latín para mostrarse original y defiende la primacía del castellano; otro rasgo de su individualismo es insertar sus obras en su tiempo e insertarse él mismo como personaje. En general el conjunto de sus obras puede clasificarse del siguiente modo:

Libros conservados

Libros perdidos

Libro infinido: se educa a un hijo para que mantenga las costumbres caballerescas.

Libro de la caza: manual de ocio noble para los de su estamento.

Crónica abreviada: resumen de la Chrónica General , de Alfonso X.

Tractado de la asunción de la Virgen.

El conde Lucanor

El libro de los estados: los describe en la línea de las danzas de la muerte.

El libro del caballero y del escudero: en él ambos mantienen un diálogo, o fabliella, donde aquél adoctrina a éste sobre las esencias de la caballería.

*El libro de los sabios.

*El libro de las cantigas.

*El libro de la caballería.

*El libro de los engennos.

*Las reglas de trovar.

ILibro de los exemplos del conde Lucanor e de Petronio.

     El libro está compuesto por cinco partes, la más conocida de las cuales es una serie de 51 exempla tomados de varias fuentes, como Esopo o el Sendebar y otros clásicos o tradicionales árabes. Así por ejemplo: La «Historia del deán de Santiago y el mago de Toledo» (cuento XI) tiene semejanzas con cuentos tradicionales japoneses, y el cuento VII tituladoHistoria de una mujer llamada Doña Truhana” («Cuento de la lechera», pero ligeramente variado) ha sido identificada por Max Müller como originario del ciclo hindú Pancha-tantra.

    En los dos prólogos alega que el libro está escrito para que el hombre lo aproveche en este mundo y guarde fama, hacienda y honra para salvar su alma. Dice escribir para lectores legos y desconocedores del latín con la intención que arriba señalamos. Su público, no obstante, son los nobles: los problemas tratados son más propios de la aristocracias y las soluciones son apropiadas para la nobleza culta y de buen humor.

    En las partes segunda, tercera y cuarta las escribió, aduce el autor, por petición del noble Jaime de Xérica, quien le sugirió la obscuritas como señal de prestigio y docta letra: son cien, cincuenta y treinta proverbios, respectivamente, del acerbo tradicional, pero manipuladas y oscurecidos por mero juego literario. Con ello se demuestra que no escribía para legos, como comentaba en su prólogo, sino para una élite de la cultura romance: su estamento.

    La quinta parte retorna al conde Lucanor y a su Petronio: ahora expone éste claramente, sin exempla, qué debe hacer un hombre para salvar su alma. Describamos detalladamente, y no nos quedemos en “obscuritas”,…

II-La primera parte de El conde Lucanor.

    Todo y que solo es la primera parte es la que cuenta con mayor fama e influencia: estructuralmente responde al conjunto de cuentos que están en función de una temática principal (como en las Mil y una noches, Shecherezade debe mantener encandilado al Príncipe para sobrevivir, y lo hace contándole cuentos entrelazados) que le sirven de marco. En nuestro caso se trata de los exempla que Petronio le ofrece a su señor para ilustrar una idea social. Esta idea social es de tipo práctica: siempre remite al ideal ético de su estamento: salvar el alma cuidando en la tierra la fama, la hacienda y la honra.

    La lengua y estilo de la obra presenta, según expertos como Joaquín Casalduero, una evolución de lo más fácil a lo más oscuro: lo fácil serían los exempla, propios del adoctrinamiento directo; mientras que los proverbios son orientados a la condición de élite culta de su estamento.

 Utiliza la amplificatio de repetición por variación (repetición léxica, sinónimos juntos, enumeraciones,…) acumulativos para aclarar o alargar los cuentos, y la abreviatio para las síntesis de verso y proverbios. La estructura de cada exemplum es la siguiente:

    Dado el propósito didáctico y moral que marca del libro, El conde Lucanor, lo elabora así siguiendo su doctrinal estructura: empieza la conversación con su consejero Petronio planteándole un problema (“Temo que tal o cual persona intenta…” o “Un hombre me ha hecho una propuesta…”) y solicita consejo para resolverlo. Petronio siempre responde con gran humildad, asegurando no ser necesario dar consejo a una persona tan ilustre como el conde, pero ofreciéndose a contarle una historia de la que este podrá extraer una enseñanza para resolver su problema. Los cuentos son exempla, típicos de su época.

    Cada capítulo termina más o menos de la misma forma, añadiendo Don Juan Manuel un refrán o proverbio que resaltaba la conclusión pedagógica o doctrinal que pretendía así por ejemplo en su último capítulo titulado: “Cuento LI: Epílogo: Lo que sucedió a un rey cristiano que era muy poderoso y muy soberbio”, lo culmina con el refranillo-resumen: “A los justos y humildes, Dios los ensalza: a quienes son soberbios, Él los rechazacon pequeñas variaciones: “Et entendiendo don Johan que estos exiemplos eran muy buenos, fízolos escribir en este libro, et fizo estos viesos en que se pone la sentençia de los exiemplos. Et los viessos dizen assí”. El libro se cierra con un pareado que condensa la moraleja de la historia. Luego viene al final de cada cuento una extraña frase: «y la historia de este ejemplo es esta que se sigue».

      Los antecedentes se hallan en el Disciplina clericalis y en el Sendebar. De estos toma las sentencias finales a modo de síntesis de Petronio y su estructura abierta-acumulativa, mientras que del primero recoge el tipo de sabio fiel a la instrucción práctica de su señor. Sin embargo, a diferencia de estos, su conciencia de clase le lleva a anular el carácter tradicional e impersonal de los cuentos: es un libro hecho por un noble y para nobles de su tiempo, no de otro.

     Para Juan Luis Alborg, el predominio de la primera persona es igualmente de influencia árabe; este influjo lo remarca Mª Jesús Lacarra al atender al sentido pragmático, y no religioso o espiritual, de la obra, diferenciándose en esto de la clerecía del siglo XIII.

    Por otro lado, parece evidente la influencia de la predicación dominica en el libro. La orden fundada por Domingo de Guzmán en 1213, los dominicos, daba una clara primacía a la literatura sermonística del exempla. Tras el Concilio de Letrán, esta orden desarrolló un gran número de breviarios de cuentos para los sermones de la homilía. Don Juan Manuel, estrechamente relacionado con esta orden, tomó los cuentos mismos y el recurso de la amplificatio para los prólogos: el sermón se inicia con una sentencia que luego aclara con este recurso.

D) ALFONSO MARTÍNEZ DE TOLEDO, EL CORBACHO. SIGLO XV

    El Corbacho conocido también como Reprobación del amor mundano (nombre que aparece en el manuscrito, así como incluye el cargo que ocupó su autor) es una invectiva contra el amor mundano y la lujuria escrito en 1438 por Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera de la Reina.

    Utiliza en este tratado moral las técnicas del sermón popular o división extra y de una estructura que debe mucho al género del catecismo.

    Esta obra está dividida en cuatro partes que tienen por objeto explicar con detalle los perniciosos efectos del amor terrenal en el espíritu y en el cuerpo del hombre. Su estructura sería la siguiente:

  • La primera parte es un tratado contra la lujuria.

  • La segunda, una sátira contra las mujeres de toda condición.

  • Y la tercera y cuarta partes analizan las complexiones de los hombres y sus diferentes inclinaciones a amar.

    Relacionado con la literatura misógina medieval (por ejemplo: en italiano Giovani Boccaccio en El Corbacho, o en catalán Jaume Roig en L’espill o llibre de les dones,…), también nuestro castellano Corbacho se detiene a analizar los defectos de las mujeres y establece conexiones entre la astrología y la medicina de la época (presidida por la teoría de los cuatro humores) y el pecado capital de la lujuria.

    A pesar de que tradicionalmente se ha catalogado esta obra como un libro plenamente misógino, también podría llamarse feminista, pues la crítica de Martínez de Toledo también se dirige, incluso con más ferocidad, hacia los varones lascivos. Y además, en ciertos lugares el Arcipreste de Talavera incluye ideas provenientes de la corriente contraria, la del enaltecimiento de la mujer propia del ya lejano “amor cortés” de los trovadores y caballeresco, con una idealización de la dama, ahora visto desde el mundo italiano y el incipiente petrarquismo peninsular, que utiliza para oponer la realidad del amor puro al burdo instinto fornicario y pecaminoso.

     Aunque por mucho tiempo se difundió que la obra guardaba una estrecha relación con la obra de Boccaccio, Il Corbaccio, lo cierto es que las influencias del también autor del Decamerón no son tan grandes ni directas como se pensaba. Así pues, entre otras fuentes principales figura la del otro arcipreste harto de fracasos mujeriles, en catalán Francesc Eiximenis (especialmente por su Llibre de les dones), y especialmente el tratado amatorio De amore, escrito por Andreas Capellanus. Además se pueden citar otras muy variadas, como las Sentencias de San Agustín, el Pseudo-Catón y el Pseudo-Aristóteles o el ya citado autor catalán Jaume Roig, sin olvidar muchos otros lugares que pudo obtener de las numerosas compilaciones de exempla, y, también, de refranes populares.

    Esta obra del de Talavera también resulta interesante por su estilo vivo, coloquial y popular, caracterizado por la constante bimembración o plurimembración, que pinta una imagen sumamente rica y vigorosa del tema que describe, así como sus notas costumbristas; sin embargo, también se utiliza en la parte doctrinal un lenguaje sumamente latinizado, abuso del hipérbaton, los participios de presente y los cultismos. Asimismo, es frecuente el recurso a la similicadencia y la prosa rimada. En el se da un modelo de lenguaje no tan refinado como el de Don Juan Manuel, es un lenguaje que procura ser más popular como el que tuvo presente también Fernando de Rojas para componer su Celestina. Aunque también de corte diferente al de Cárcel de Amor de su coetáneo Diego de San Pedro.

6-BIBLIOGRAFÍA

-AAVV. Wikipedia. Com

-WWW (2010). Diccionario de la Lengua Española. RAE

-AAVV-Temario de lengua y Literatura Española. OPOSINET/Proyecto Aula

-AAVV-Temario de Lengua y Literatura Española (de oposiciones). CEDE

Amador, José (1865). Historia crítica de la Literatura española.

Don Juan Manuel (2004, 23ª). El conde Lucanor. Cátedra.

Jiménez, Arturo (2005). “El uso de la quaestio en la predicación medieval en castellano”. Revista de poética medieval, 15 (2005), pp. 83-92

Lacarra, M.ª Jesús (1993). Orígenes de la prosa. Ediciones Júcar.

Lacarra, M.ª Jesús (2012). Don Juan Manuel. Síntesis

-López Estrada, Francisco (1988). Introducción a la literatura medieval española. Gredos.

Rico, Francisco et alii (1987). Historia de la literatura española I (de Alan Deyermond). Ariel.

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