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MESTER DE CLERECÍA. GONZALO DE BERCEO. ARCIPRESTE DE HITA

EL MESTER DE CLERECÍA. GONZALO DE BERCEO. EL ARCIPRESTE DE HITA. Tema opos 43

Profesor: Jesús V. Magdalena (filólogo, psicólogo y teólogo). Mayo 2018

0-ÍNDICE

1-AMBIENTE DEL MESTER DE CLERECÍA ………………………….…..1

2-¿QUÉ ES EL MESTER DE CLERECÍA? ……………………………….…1-2

3-CARACTERÍSTICAS DEL MESTER DE CLERECÍA …………………….2-3

4-OBRAS Y TEMAS MÁS REPRESENTATIVOS …………………………..3

5-GONZALO DE BERCEO……………………………………………………3-7

  • Vida y obras

  • Cronología de su obra

  • Fuentes de Milagros de Nuestra Señora

  • Estructura de la obra

  • Rasgos de estilo de la obra

  • Rasgos generales de la lengua empleada

  • Esquema resumen de Milagros de Nuestra Señora

6-ARCIPRESTE DE HITA ……………………………………………………7-10

  • Vida y obra

  • Unidad compositiva

  • Temas principales

7-BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………10-11

1.- AMBIENTE DEL MESTER DE CLERECÍA.

      En el ámbito castellano nace en el siglo XIII, al parecer posteriormente a los primeros cantares de gesta, como el primer movimiento culto español. Surgió con el primer Humanismo, nacido en Italia y Francia por aquellas fechas. Algunas circunstancias sociales colaboraron en su nacimiento: desde la victoria cristiana en Navas de Tolosa, en 1212, la guerra va cediendo paulatinamente, posibilitando el crecimiento urbano y la creación de universidades (la primera fue la de Palencia entre 1212 y 1214), que se sumarían a la labor intelectual los monasterios como fondo de cultivo de este mester. Además la ruta jacobea es también atracción para nuevas ideas; y en el IV Concilio de Letrán se promueve, de un lado, la necesidad de que los clérigos adquirieran cultura y, de otro, se invita a la evangelización en lenguas romances.

2-¿QUÉ ES EL MESTER DE CLERECÍA?

    La definición y aclaración del término más tradicional vino dado ya en la Edad Media, por uno de sus más notables seguidores en el Libro de Aleixandre, donde se destacan varios conceptos claves: “Mester sen pecado (…) de clereçía”, se refiere a que es una tradición eminentemente digna y moralizante, desvelando su carácter didáctico -en oposición a la índole noticiera de la juglaría- y ligada a la condición clerical y religiosa, es decir, más culta: en contraposición a la base tradicional de la juglaría, el de clerecía bebe en las fuentes cultas latinas. Además aparece una conciencia de autoría que no tiene sentido en la tradicionalidad de las composiciones juglarescas.

    “Cuaderna vía”, como “grant maestría”, es muestra de la voluntad artística de estos autores, opuestos al anisosilabismo y descuido del mester de juglaría. En efecto, la cuaderna vía, se compone de estrofas de cuatro versos alejandrinos monorrimos en consonante. Este metro se importó del Roman de Alexandre francés, de la segunda mitad del XII. Éste, a su vez, lo tomó del Aleixandreis, en latín, que era usado como libro de docencia. Con todo, no todas las obras del mester están compuestos únicamente de esta estrofa, especialmente en el siglo XIV.

     La extensión del mester es variable según la crítica: mientras que Alan Deyermond y Francisco López Estrada mantienen que sólo las obras del XIII entrarían realmente en la definición de este mester de clerecía, Ramón Menéndez Pidal sostuvo que también las del XIV han de incluirse bajo esta etiqueta. Sí es cierto que las diferencias entre las composiciones de un siglo y las de otro muestran rasgos distintivos; de ahí que no sea tan fácil alegar la segunda estrofa de nuestro Aleixandre como una suerte de poética del mester de clerecía:

   Y la discusión viene por que los testimonios hallados hasta ahora muestra que en el XIII hay mayor regularidad de la cuaderna vía (estrofa representativa de este mester), pero no así en el XIV, que ya hay una mayor heterogeneidad con la aparición de letrillas, pareados,…Además:

  • Las del XIV introducen elementos líricos, en oposición a la absoluta predominancia de lo narrativo del XIII.

  • El didactismo, claro al principio, se va haciendo cada vez más ambiguo.

  • La heterogeneidad de fuentes es mayor.

    ¿Por qué surgió la idea? Por una parte por las recomendaciones del IV Concilio de Letrán que recomendaba el uso de las lenguas vernáculas cuando fuera necesario, pues ya era muy poca gente la que entendía el latín, los clérigos decidieron comenzar a escribir en castellano para compartir su sabiduría con el resto de la gente de la época. Por otra parte, la necesidad de facilitar su aprendizaje con estructuras y rimas constantes a sus proselitistas y luego seguidores que facilitaran su aprendizaje, sin caer en vulgarismos ni difamación de la fe cristiana.

    Resumiendo, llamaremos Mester de Clerecía a la forma de escribir refinada y al conjunto que las obras de los clérigos crearon entre los siglos XIII, XIV e incluso principios del XV con tal de difundir mejor la fe a todos los públicos o al menos mostrar unas verdades de forma elaborada.

3-CARACTERÍSTICAS DEL MESTER DE CLERECÍA.

    Evidentemente que había diferencias, no solo por el lugar en que se usaba, producía y recitaba entre el mester de cortesía (nobleza, y en las cortes y palacios), el mester de juglaría (juglares en plazas y mercados), más popular y de puro entretenimiento, y el mester de los clérigos en todos aquellos lugares que fuera útil para educar y propagar la fe, veamos sus seis características más reconocidas por los estudiosos:

  1. Tratan temas religiosos e historiográficos con fin moralizador, tomados de otras fuentes (obras latino-medievales casi siempre). Escritores cultos fundamentalmente clérigos y personas instruidas en la cultura clásica latina y religiosa.

  2. Se crean para entretener (delectare) y enseñar (docere) a la gente (ver estrofa 3 del Libro de Alexandre) e impulsarla (movere) a la virtud y a la piedad.

  3. Elección de un tipo de versos rimados (curso rimado) que tienen el mismo número de sílabas (a sílabas contadas) y que forman una estrofa nueva de cuatro versos alejandrinos (cuaderna vía), compuestos así de catorce sílabas dividido en dos hemistiquios isométricos de siete sílabas cada uno y separados por una pausa fuerte o cesura. Al contrario que el mester de juglaría, que utiliza versos irregulares y anisosilábicos y hemistiquios heterométricos.

  4. Usan como esquema métrico preferente el tetrástrofo monorrimo, y ya en el siglo XIV otros metros para dar variedad a la monotonía estrófica, principalmente zéjeles o variantes de la cuaderna vía, como Sem Tob.

  5. Ausencia de asuntos heroicos. A diferencia del mester de juglaría, los autores de este tratan asuntos religiosos o relacionados con ellos de alguna forma. Únicamente una obra en esta corriente desarrolla un tema épico.

  6. Conciencia y voluntad de estética culta (mester fermoso). Los versos del mester de clerecía están hechos para ser recitados.

4-OBRAS Y TEMAS MÁS REPRESENTATIVOS

    Destacar ante todo la variedad temática, no siempre reconocida. Según Pedro Barcia podríamos clasificarlas temáticamente en:

  • Vidas De Santos. “Vida de San Ildefonso”. Largo poema del siglo XIV atribuido al “beneficiado de Úbeda”. Se compone de 1.074 versos en 279 estrofas que narran la vida y milagros de San Ildefonso, un obispo de la Toledo del siglo VII. Su fuente es una Vita latina que fue vertida en prosa castellana con el título Istoria de San Alifonso, Arçobispo de Toledo y se ha conservado en dos manuscritos.

  • Obras Marianas. «Milagros De Nuestra Señora». Obra modélica de este arte de Gonzalo de Berceo que veremos por ello más detenidamente con su autor.

  • Obras Litúrgicas. «Del Sacrificio De La Misa», también de Gonzalo de Berceo.

  • Asunto Religioso Diverso. «Martirio De San Lorenzo».

  • Novelescas. «Libro De Alexandre» (obra con más de 10000 versos, del primer tercio del siglo XIII, que narra, con abundantes elementos fabulosos, la vida de Alejandro Magno). Y «De Apolonio» ( poema del siglo XIII, que ubica su protagonista, Apolonio, en la época del emperador Antioco, cuyo “propósito” es sólo moralizante y su objetivo recalcar que siempre el mal conlleva un castigo y la práctica del bien un premio).

  • Épicas. «Poema De Fernán González», anónimo. Como las demás obras del primer Mester de Clerecía, está compuesto exclusivamente en estrofas de cuaderna vía y verso alejandrino dividido en hemistiquios de siete sílabas. Relata las reiteradas campañas contra el moro en defensa del Condado de Castilla de Fernán González, sus guerras contra el rey de Navarra, sus debates con el rey de León y su protección al monasterio de San Pedro de Arlanza, donde finalmente reposaron sus restos. La ideología del poema refleja el papel que el conde Fernán González desempeñó en el hecho de que la Castilla primitiva consiguiera una legítima soberanía sobre toda España.

  • Didáctico-Morales. «Proverbios Morales» de Sem Tob, dirigida al rey Pedro I, es un libro escrito en el siglo XIV y se trata de una larga serie de máximas o sentencias en una curiosa variante de la cuaderna vía perteneciente a la literatura gnómica española y a la corriente del mester de clerecía.

  • Misceláneas. «Libro De Buen Amor» del Arcipreste de Hita. El libro contiene una colección heterogénea de diversos materiales unidos en torno a una pretendida narración autobiográfica de asuntos amorosos del propio autor, quien es representado en una parte del libro por el episódico personaje de don Melón de la Huerta. En él aparecen representadas a través de sus amantes todas las capas de la sociedad bajomedieval española.

  • Social y política. “Rimado de Palacio” de Pedro López de Ayala, finales del siglo XIV-XV. Compuesta por unos 8.200 versos escritos en su mayor parte en cuaderna vía, pero también emplea la copla real en dodecasílabos que luego tendrá gran éxito en el siglo XV. Se reduce a ser una prolongada diatriba contra los vicios de su época, así que su finalidad es didáctico-moral, pero el pretexto entremezcla la moralidad de tipo religioso con los consejos políticos. Es claro reflejo de las costumbres del hombre del siglo XIV, con consideración estamental de la sociedad. La parte dedicada a la crítica política es lo mejor de la obra, en la que afloran sarcasmo e ironía, pero su humor es siempre agrio, austero y moral: no reacciona ante el espectáculo de su tiempo con la despreocupada risa y la ambigua moral del Arcipreste de Hita.

ANÁLISIS DE DOS AUTORES Y OBRAS MODÉLICOS

5-GONZALO DE BERCEO.

A- VIDA Y OBRAS

    De acuerdo con el autor del estupendo artículo de la Wikipedia sobre aquel escritor, comenzaremos con la misma cita: “Si queredes saber quién fizo esti dictado, / Gonçalvo de Berceo es por nombre clamado, / natural de Madrid, en San Millán criado, / del abad Juan Sánchez notario por nombrado”.

     Y esto mismo lo asegura dos veces el propio Gonzalo de Berceo: una al comienzo de su Vida de San Millán de la Cogolla (3c, «el barrio de Verceo Madriz li yaz present’» y otra en 19b, «en Verceo fui nado, cerca es de Madriz»). Madrid, en efecto, no era la actual capital, sino que era una aldea cercana a San Millán de la Cogolla situada en la orilla del río Cárdenas y lindante con el pueblo de Berceo, en la actual provincia de La Rioja. Por tanto, el riojano Gonzalo de Berceo se educó en el cercano monasterio de San Millán de la Cogolla («en Sant Millán de Suso, fue de niñez criado») y llegó a ser un clérigo secular que trabajó primero como diácono (1221) y luego como preste o presbítero (1237), maestro de los novicios y, según los estudiosos de nuestro autor como Brian Dutton, también fue notario en efecto del abad Juan Sánchez (1209-1253), en aquel ya citado monasterio. Tuvo un hermano que, como él, era también clérigo. Recibió una educación muy esmerada, pues se formó entre 1222 y 1227 en los recientemente creados estudios generales (un antecedente medieval de las modernas universidades) de Palencia, los primeros que hubo en España y fundados por el obispo don Tello Téllez de Meneses que Berceo nombra en sus obras. Sin embargo, a principios del siglo XIII, el monasterio de San Millán atravesaba un periodo de decadencia de su antiguo esplendor, que el poeta intentó combatir con sus escritos, que fomentaban la devoción, las peregrinaciones y las donaciones en torno a las reliquias de los santos que celebra y que conservaba el monasterio; debió fallecer ya a mediados el siglo XIII, después de 1264.

    Berceo fue uno de los más importantes representantes del mester de clerecía. Depuró el idioma castellano, en su variedad dialectal riojana, para lo cual trasladar numeroso vocabulario desde el latín (cultismos) y recurrió a fórmulas de la literatura oral tradicional y del mester de juglaría.

    Sus obras narrativas y didácticas en verso tratan siempre sobre tema religioso, y están constituidas fundamentalmente por hagiografías, esto es, biografías de los santos, en especial aquellos a los que se rendía culto en los monasterios con los que estuvo vinculado. Así por ejemplo destacan estas tres: la Estoria de sennor San Millán, la Vida de Sancta Oria, virgen y La vida del glorioso confesor Santo Domingo de Silos. Otras obras suyas son El duelo que fizo la Virgen María el día de la Pasión de su fijo Jesu Cristo, Del sacrificio de la Misa, De los signos que aparecerán ante del Juicio, el Martiryo de Sant Laurencio, los Loores de Nuestra Señora y tres Himnos, dedicados a Jesús, el Espíritu Santo y la Virgen.

    Actualmente, su obra más conocida son los Milagros de Nuestra Señora, que pasaremos por ello a describir individualmente:

B-CRONOLOGÍA DE SUS OBRAS

    La elaboración de la obra debió ser larga, pues exite la alusión “al obispo don Tello” (1207-1246) en la estrofa 325, nos lleva a pensar que el «Milagro XIV» es anterior a la muerte del prelado en 1246. Y como en la estrofa 869 Berceo se refiere a Fernando III como ya fallecido (1252), el «Milagro de la iglesia robada» (último del manuscrito y de tradición local) debió ser redactado durante el reinado del devoto mariano Alfonso X el Sabio.

C- FUENTES DE MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA”.

     Es fundamental reconocer la influencia de la literatura mariológica europea de los siglos XII y XIII, que ensalza a la Virgen al estilo del amor cortés. Especialmente influyó el precedente del siglo VIII Tratado de la Virginidad de María, de San Idelfonso, y De aquae ducta, de San Bernardo de Claraval, que alegoriza a la Virgen como puente entre Dios y los hombres, otorgándole la importancia de la que había carecido anteriormente entre la Cristiandad.

      No menos importantes son las colecciones de mirácula, iniciadas en el siglo VI con el papa Gregorio Magno. Al calor del auge mariológico, Guillermo de Malisbury, en el XII, anima a continuar la actividad recolectora de milagros de María, que reafirma Letrán un siglo más tarde: es en esta corriente en la que se integra Berceo.

     Éste recoge el llamado Manuscrito Thot 128 de Copenhague, que contiene 28 milagros en latín, de los que 20 están en Berceo. No obstante, él hace una auténtica recreación mediante la reductio y la amplificatio: en la obra castellana hay más diálogos, y añade el Milagro de la iglesia despojada. Además tiene conciencia de autoría -aparece el yo al principio y al final de la obra- y de público: actualiza el texto a las coordenadas espacio-temporales de su tiempo y usa fórmulas fáticas juglarescas en cuanto el texto era transmitido por un juglar o por un sacerdote en los sermones.

C- ESTRUCTURA DE MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA.

     Para M. Gerli y V. Beltrán la unidad compositiva de la obra viene dada por el tema y por el “yo” del autor que abre y cierra la obra. Ernst R. Curtius añade que se refuerza con el valor del número mariano, el cinco: así cinco multiplicado por sí mismo da los veinticinco milagros que forman el libro.

    Todos los milagros siguen la misma estructura temática de caída y redención: una persona devota de la Virgen se encuentra en peligro y se salva gracias a un milagro mariano. Cada uno sigue esta tripartita estructura espacial: exordium, para llamar la atención de los oyentes, narratio, donde se cuenta el milagro, y conclusio, que da la moral de modo explícito. La introducción se divide del mismo modo y nos da las claves del libro: en el exordium apela a los vasallos de Dios y en la conclusio marca la intención difusora del fervor a María de la obra. Sin embargo, es la narratio la que guarda mayor carga simbólica: en una primera parte, alegórica, presenta un ortus conclusus, o locus amoenus, donde se refiere a él mismo como maestro e introduce el tópico del peregrinum vitae: Según el experto Brian Dutton, esto último se entiende porque en San Millán hubo un culto mariano, a lo que se añade que el monasterio comprara un hospital anejo para los peregrinos a Santiago: de este modo los Milagros de Nuestra Señora se comprenden como una propaganda del culto y como un entretenimiento didáctico para el hospital, que representaba a la Virgen en la cotidianidad gracias a la actualización de los milagros de Berceo.

     En el segundo apartado de la introducción, el autor realiza una exégesis de la parte alegórica; así, el romero es el hombre, y la romería, la vida; los prados representan a la Virgen; y la verdura y los árboles del mismo, su virginidad y sus milagros, respectivamente; las flores son los nombres de María; las aves, los santos y apologetas; y la sombra, las oraciones.

     Para Michael Gerli, como para la opinión compartida por la mayoría de la crítica frente a la estructura de los Milagros de Nuestra Señora, coincide con la que expresa Carmelo Gariano (en su “Análisis estilístico de Los milagros de nuestra señora de Berceo”). La estructura general de los Milagros nos dice Gariano, “consiste en una colección de episodios casi independientes, aunque el marco hispánico que los encierra y el alegorismo que los introduce son rasgos estilísticos individuales”. Con ello, Berceo representa a la Virgen, siguiendo a San Bernardo de Claraval, como puente que puede conducir al Paraíso de Dios. Para ello, el hombre ha de estar sin pecado: así, el peregrino ingresa pecaminoso en el prado -pecado simbolizado en su desnudez-, pero se aviene al buen camino gracias a María. De este modo la introducción y los milagros mismos presentan el proceso de caída, castigo y redención mariana que señalábamos al principio.

D- RASGOS DE ESTILO DE BERCEO.

     Se sirve de la cuaderna vía, con muchas rimas asonantes en los hemistiquios. Por lo demás usa de abundantes recursos poéticos que muestran su voluntad de estilo: ironías, metonimias, lítotes, metáforas, paráfrasis y perífrasis en las franjas de amplificatio, anáforas,… Por lo demás su estilo está lleno de rasgos que procuran un cierto aire popular: invocaciones propias de la cotidianidad del XIII, diminutivos en –iello,…; pero no olvida los rasgos cultos: invocaciones en las conclusios, apóstrofes cultos a la divinidad, latinismos,… Todo ello marcan una clara voluntad de autoría por vez primera en nuestras letras.

E-RASGOS GENERALES DE LA LENGUA DE GONZALO DE BERCEO

    Según Gerli el rasgo morfológico más notable del lenguaje de Berceo es la desinencia -ié en el imperfecto de los verbos -ir, -er, excepto en la primera persona. Además, el fenómeno se encuentra en el condicional de todos los verbos. En su obra, por otra parte, se hallan a menudo las formas derivadas del latín sedere con el valor de estar, mientras que el apócope es muy frecuente. Así encontramos formas como sedié (estaría) y diz (dice). En el dialecto riojano del siglo XIII ciertas palabras como Reï eran bisílabas, a menos que se encontraran en un hemistiquio de seis sílabas. En algunos casos hay hemistiquios que se completan por pronombres pleonásticos que son, más bien, recursos prosódicos y no características del dialecto.

    Las formas esti, essi, -sti, -i (desinencia de la primera persona de los pretéritos irregulares y los imperativos derivados de formas con una i larga, final en latín), tanto como li, lis (dativos) señalan la tendencia del dialecto riojano a conservar toda -i final larga del latín vulgar. La contracción enna (en la) se conserva en el dialecto de la Rioja por mucho tiempo. Hay instancias cuando vemos la conservación de la -d- intervocálica (veden, por ven), fenómeno muy común en el dialecto de la Rioja. No obstante, aunque raras veces, encontramos casos cómo mores (sudores). En Berceo además se hallan las formas pronominales ielo o gelo típicas del castellano, que se conservan hasta el siglo XVI. Qui es la forma habitual de que, sujeto con antecedente personal, mientras que abunda la terminación -iella como diminutivo (-illa en castellano) y la diptongación de la o(breve) del latín, como, por ejemplo, confuerto < confortum. Ciertos grupos consonánticos, sobre todo -m’n-, que pasa a -mbr- en castellano, se conservan en riojano, y por lo tanto se hallan formas como allumnar y lumnera en Berceo.

    Además de sus características dialectales, la lengua de Berceo contiene muchos cultismos, la mayoría de los cuales son latinismos de tipo ortográfico. Así encontramos formas como plegó (llegó), clamar (llamar), y otras.

F-ESQUEMA RESUMEN DE LOS 25 MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA

1

LA CASULLA DE SAN ILDEFONSO: Había un hombre llamado Ildefonso muy devoto de la virgen. Este hombre hizo mucho por ella, por ello un día se le apareció la virgen y le regaló una casulla. un hombre envidioso quiso imitar a Ildefonso, pero por egoísmo y murió ahogado.

2

EL SACRISTÁN FORNICARIO. Un sacristán fue ascendido y comenzó a portarse mal y a salir por las noches a divertirse. Una noche cuando volvía de una juerga se mató, pero la Virgen intercedió y le salvó.

3

EL CLÉRIGO Y LA FLOR. Un cura devoto de la Virgen fue asaltado y murió. La virgen intercedió por él y cuando los bandoleros volvieron para profanarla, encontraron que su cuerpo no se corrompió y tenía una flor.

4

EL PREMIO DE LA VIRGEN. Un clérigo que amaba mucho a la virgen callo enfermo y sufrió mucho. La virgen se le apareció y le dijo que no sufriría más y se lo llevó a los cielos.

5

EL POBRE CARITATIVO. Un mendigo devoto de la Virgen, tan bueno que compartía su limosna con todos. Cuando llego el día de su muerte la Virgen se le apareció y le dijo que llevaría su alma con ella.

6

EL LADRÓN DEVOTO. Este milagro trata de un ladrón que prefería robar a ir a la iglesia, pero tenia bondad porque creía en la Virgen. Le pillaron y le ahorcaron pero antes de que lo hicieran la Virgen lo salvó.

7

EL MONJE Y SAN PEDRO. Un mal monje murió dejando a una mujer embarazada, por lo que iría al infierno, pero la virgen suplicó a Dios que salvara su alma.

8

EL ROMERO DE SANTIAGO. Un monje llamado Giraldo no respetaba algunas normas. Se le aparecieron unos demonios disfrazados de Ángeles que hicieron que se castrara y muriera. Los diablos se llevaron su alma, pero la Virgen intercedió y lo resucitó.

9

EL CLÉRIGO IGNORANTE. Un clérigo que solo sabia recitar una misa, por ello estuvieron a punto de expulsarle. La virgen se les apareció y no le expulsaron.

10

LOS DOS HERMANOS. En Roma hubo dos hermanos que se separaron, pero al final la Virgen hizo que volvieran a confraternizar.

11

EL LABRADOR AVARO. Un pícaro labrador, cuya única virtud era su devoción a la Virgen. Al morir los diablos querían llevarse su alma, pero la Virgen lo evitó.

12

EL PRIOR Y EL SACRISTÁN. En Padia había un monje que era poco ejemplar. Al poco de morir se oyó que el monje decía que la Virgen le había salvado.

13

EL NUEVO OBISPO. Jerónimo amaba a la Virgen. En una iglesia necesitaban cura. A un vecino se le apreció la Virgen pidiendo que Jerónimo fuera su clérigo.

14

LA IMAGEN RESPETADA. En el monasterio de San Miguel los monjes veneraban a la Virgen. La tenían en un altar. Un día cayo un rayo al monasterio y se incendio todo menos la imagen de la Virgen.

15

LA BODA DE LA VIRGEN. Un canónigo heredó riquezas de sus padres y quiso casarse con una mujer. Pero se le apareció la Virgen y se lo impidió.

16

EL NIÑO JUDÍO. En Borges había un niño judío. En la escuela a la que iba le invitaron a ir a la iglesia y este aceptó. Cuando su padre se enteró quiso matarlo, pero la Virgen protegió al niño.

17

LA IGLESIA PROFANADA. Tres amigos mataron a un hombre en una iglesia y la Virgen los castigo haciéndole arder hasta que pidieron perdón y se confesaron y dijeron que lo habían matado ellos.

18

LOS JUDÍOS DE TOLEDO. En Toledo estaban celebrando una fiesta en honor a la Virgen. El arzobispo estaba dando la misa cuando oyó que la Virgen denunciaba un crimen, fuera había un judío crucificado.

19

UN PARTO MARAVILLOSO. Una mujer embarazada vivía en una isla, pero entre la isla y el pueblo las olas eran traicioneras. Un día una mujer embarazada intentó cruzar y la Virgen la ayudó.

20

EL CLÉRIGO EMBRIAGADO. Un clérigo bebió tanto que se emborrachó. De regresó a casa el diablo intentó perderle, pero la Virgen le protegió.

21

DE COMO UNA ABADESA FUE PREÑADA. Una abadesa quedo embarazada y las monjas la llevaron ante el obispo para que la juzgara. La abadesa imploró a la virgen, y esta así lo hizo y el niño fue clérigo.

22

EL NÁUFRAGO SALVADO. En un barco viajaba mucha gente. Pero una tempestad rompió el barco y se empezó a hundir, pero un devoto de la Virgen le rogó y todo se salvó.

23

LA DEUDA PAGADA. Un burgués ayudaba a quienes se lo pedían. Un día el burgués necesitó dinero pero ningún amigo le ayudó. Un judío lo hizo y quiso estafarle. La Virgen aclaró la verdad.

24

LA IGLESIA ROBADA. Unos hombres fueron a robar el manto de la Virgen. Cuando fueron a cogerlo vieron que la virgen lo agarraba con fuerza y no lo soltaba.

25

DE CÓMO TEÓFILO HIZO UNA CARTA CON EL DIABLO. Teófilo al no ser nombrado obispo quiso renegar de todo, pero se arrepintió y la virgen le perdonó.

6.- EL ARCIPRESTE DE HITA.

I- VIDA Y OBRAS, GENIO Y FIGURA.

    En el pasado se creyó ficticio o con nombre falso, pero la investigación de los últimos años, sin embargo como nos comenta Miguel Ángel Pérez Priego (en “Arcipreste de Hita. El autor y su obra” en la biblioteca Virtual Miguel de Cervantes), ha documentado su existencia real hacia 1330 (fecha de un documento toledano, en el que se menciona, entre los venerables prestes, a un «Johanne Roderici archipresbitero de Fita», que actúa como primer testigo en una sentencia arbitral entre el arzobispo Gimeno de Luna y la cofradía de clérigos de Madrid) y va perfilando su identidad como arcipreste vinculado a la diócesis de Toledo, con buena formación en cánones y teología, y amplios conocimientos musicales y literarios. A esa personalidad de clérigo secular y arcipreste, se le une tal vez una infancia y adolescencia un tanto novelesca, que quiere hacerle descendiente de Arias González de Cisneros, caballero palentino, que combatió en la guerra de Granada, fue hecho prisionero y permaneció cautivo durante veinticinco años, probablemente en Benzayde (Alcalá la Real). Allí el rey de Granada le entregó a una joven cristiana, con la que tuvo seis hijos varones, el tercero de los cuales sería Juan Ruiz (o Rodríguez).

     No siempre fue clérigo, pero llegó a ejercer incluso de arcipreste en Hita, actual provincia de Guadalajara. Además como nos refiere el autor de su artículo de la Wikipedia y Carmen Juan Lovera en su artículo, Juan Ruiz nació muy probablemente en Alcalá de Henares (aunque Emilio Sáez y José Trenchs han postulado a Alcalá la Real), hacia 1283. Debió cursar estudios en Toledo, Hita, Alcalá de Henares o alguna localidad de esta zona y seguramente fue encarcelado por orden del arzobispo de Toledo Gil de Albornoz. Sin embargo, filólogos como Leo Spitzer, Mª R. Lida y Salvatore Battaglia han cuestionado el rigor de muchos de estas hipótesis.

     Escribió, que se sepa, una única obra, el Libro de buen amor. Se ha estimado que su muerte ocurrió antes de 1351, pues en ese año ya no era arcipreste de Hita, cargo que para dicha fecha ocupaba un tal Pedro Fernández.

     Por lo que se refiere a su personalidad y carácter podemos pensar que fue un gran aficionado a la música, como lo prueba su conocimiento de la materia a través del léxico muy especializado que maneja en la obra. También podemos decir que era perseverante en sus intenciones, pero no constante. Bastante orgulloso y tenía afán de reconocimiento: no sólo se nombra sino que se hace retratar por uno de sus personajes dentro del tipo sanguíneo, según la fisiognomía medieval: tranquilo, placentero, enamoradizo,…

II-UNIDAD COMPOSITIVA.

    Ninguno de los manuscritos encontrados tiene título: desde la primera edición de Tomás Antonio Sánchez se llamó Libro o Tratado del Arcipreste de Hita; en 1864 Florencio Janer lo bautiza como Libro de los Cantares. Será Ramón Menéndez Pidal quien le dé el nombre definitivo: Libro de Buen Amor.

    Es un poema largo, de 1709 estrofas, donde se mezcla lo religioso con lo profano, lo narrativo con lo lírico y lo culto con lo popular. Esta miscelánea se divide en tres partes: preliminares, corpus y postliminares. Los preliminares se abren con una oración y se cierran con unos Gozos a la Virgen, que era tópico ya en la Clerecía; pero su núcleo lo conforma un prólogo en prosa culta que hunde sus raíces en la Biblia. Marguerita Morrelae señala que en las escuelas del Studium Generale, donde estudió nuestro arcipreste, los autores se interpretaban mediante el accesus: se explicaban las obras a través de citas bíblicas y sermones, que realizaban la amplificatio y las digresios, o reflexiones exegéticas. En el prólogo se distingue entre littera, o sentido literal, y sensus, o sententia, que marcaba el significado latente: de aquí provienen muchas de las ambigüedades del Libro de Buen Amor, de hecho, el propio autor aclara en la historia de griegos y romanos que el receptor ha de comprender la obra con las tres potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad. Alan Deyermond llega incluso a decir que todo el libro es un ejercicio de sensus.

    Las otras dos partes del libro la forman el corpus, o conjunto de narraciones amorosas; y los postliminares, que incluyen varias cantigas: las de Virgen de Escolares, las de ciego, las de los clérigos de Talavera,…

     A pesar de esta estructura externa, la crítica discute si el libro está realmente cohesionado. Marcelino Menéndez y Pelayo apuesta por una verdadera unidad compositiva: el corpus es la parte principal, a la que se le añaden unos preliminares y postliminares, pero el tema único del libro es las aventuras amorosas del Arcipreste. Las piezas provienen de las fábulas de Esopo, Fedro y de los fableux franceses, que amplifica mediante digresiones morales, ascéticas, satíricas, episodios alegóricos y composiciones líricas. Mª Rosa Lida de Malkiel y Francisco Rico apoyan esta idea, aunque eliminan su picaresca.

     Por el contrario Menéndez Pidal alega que el libro es misceláneo y juglaresco en cuanto incluye muchos tópicos de la juglaría. Había dos tipos de juglares: frente al anónimo, profesional, existía el juglar cazurro desde el XIV, producto de la decadencia de la épica: en sus poemas busca la originalidad en la diversidad y en un repertorio configurado según la técnica del desbarajuste, o miscelánea. A esa amalgama le daba unidad la autoría, pero no la forma ni los temas tratados. Así, concluye, Juan Ruiz, escribió el libro para un juglar cazurro.

II-LOS TEMAS.

A- AUTOBIOGRAFISMO Y DIDACTISMO.

     El autobiografismo cobra una franca importancia porque era raro en la latinidad y desconocido en romance. Para Leo Spitzer el arcipreste, Juan Ruiz, se presentó como todos los de su gremio, importando más su enseñanza que su vida misma.

    Américo Castro notó la influencia de El collar de la paloma, de Ibn Hazm, de donde tomó lo autobiográfico y lo erótico. En una misma línea orientalista, Mª Rosa Lida de Malkiel afirma que proviene del género árabe de las maqamat, que conocería por los hispanojudíos del XIII y del XIV, especialmente por el médico judío Meír Ibn Sabarra, quien en su Libro de las delicias, mostraba su vida como ejemplo moral.

     Emilio García Gómez desmontó las tesis de Castro al demostrar que el arcipreste no pudo conocer el libro de Ibn Hazm. Francisco Rico le apoyó y optó por notar la influencia de la obra amorosa de Ovidio: en la Alta Edad Media se dieron relatos de aventuras amorosas en primera persona y en latín atribuidas a Ovidio; en el XIV tuvieron una gran difusión en especial con De vetula, donde aparecen muchas concomitancia con Juan Ruiz.

     Para José Amador de los Ríos es un libro moral contra el loco amor, el terrenal sin mesura, opuesto al bueno, o divino. Esta tesis la apoya Mª Rosa Lida de Malkiel, ya que el libro puede integrarse en el mester de clerecía decadente del siglo XIV, además utiliza la tradicional técnica de un tipo de didactismo entretenido con los exempla típicos del Medievo (por ejemplo también típicos en el Blanquerna de Ramón Llull y en El conde Lucanor de Don Juan Manuel): predicar algo exponiendo su contrario, en este caso con su propia vida: el loco amor no tiene nunca un buen final; de hecho, todas la mujeres la rechazan menos la monja Garoza, que muere. Jorge Guzmán abunda en esta idea: Hita escribe contra la misoginia medieval y así, llama sensatas a las mujeres cuando rechazan el trato carnal vacuo.

     No obstante, para otros críticos este didactismo no está tan claro: Sánchez Albornoz lo tilda de cínico por su falsa moralidad, pues el libro es un canto al amor carnal. Márquez Villanueva, por su parte, expone que hunde sus raíces en el amor cortés, que es el buen amor, y que permitía escarceos físicos salvo la consumación; igualmente toma elementos del amor udrí árabe, paralelo al cortés y que produce la regeneración espiritual del amante a partir de los cuerpos; por tanto, concluye, no es tanto un canto al goce como al deseo, que es innato en la condición humana; como esta concepción chocaba con la doctrina católica introdujo elementos morales, por eso nunca ataca ningún dogma de fe.

     Por último Jacques Joset establece una solución intermedia: es un libro propio de la confusión siglo XIV, cuando se produce una enorme relajación de costumbres, no de fe; presenta el conflicto entre las normas morales y el goce de vivir, riéndose tanto del que sigue el loco amor como del cuerdo moral de su época.

C- EL AMOR Y LA MUERTE.

     Con todos los matices que hemos apuntado arriba, expone con su vida que hay que tener mesura y no corresponder al amor pasional que siempre trastorna: lo opuesto es el amor divino, en el que se encuentra refugio vital. Por vez primera es tema principal el amor a mujeres reales; aunque no es correspondido se ensalza el deseo como proceso de conquista y motor de la vida. Los retratos femeninos los construye según la retórica clásica: el género demostrativo trataba de alabar o censurar al retratado para crear una disposición en el receptor. Así, Doña Endrina y Doña Garoza responden al tópico de mujer rubia y de piel blanca, bella y digna de ser amada, aunque rompe con la retórica en dos puntos: las describe no sólo de busto hacia arriba, como era preceptivo, y les atribuye unas notas de comportamiento amoroso. Por el contrario las serranas responden al tipo de mujeres agrestes y selváticas y, por ello, casi animalizadas, que toma del folclore medieval y de las pastorelas francesas, que parodia. Por su parte, Trotaconventos prefigura el tipo de la alcahueta que culminará en Celestina: aparece como mujer madura, codiciosa y sabia tanto por el conocimiento que tiene de la condición humana como por estar próxima a la brujería.

    La muerte cobra una gran importancia en la elegía a Trotaconventos, la primera de la literatura española, y que da las pautas para la posteridad: su estructura es tripartita: consideraciones generales, lamento de los supervivientes y alabanza del difunto. La muerte es cruel por ineludible: de ahí lo inútil de acumular bienes terrenos y de albergar esperanzas. Aunque sabe que hemos de prepararnos para que nos acoja, Juan Ruiz no disimula su miedo y acude a Dios a pedirle prórrogas vitales: la muerte significa la putrefacción del cuerpo y el cese del deseo, motor de la vida. Esta verdad moral de la brevedad de la vida le sirve para actualizar los tópicos en su tiempo: analiza humorísticamente a todos los estamentos del XIV, especialmente, y tal vez por influencia goliardesca, a la propia iglesia: ya sea mediante la parodia -como la de los clérigos de Talavera, que se niegan a renunciar a sus barraganas- o la aseveración contra el afán de riquezas del clero.

D-MÉTRICA Y ESTILO.

     1534 estrofas de las 1709 de las que se compone están en cuaderna vía, aunque introduce hexadecasílabos con hemistiquios como octosílabos populares; en las partes líricas predomina las composiciones con estribote, como el zéjel, delatando la heterogeneidad de la clerecía del XIV.

     Su estilo mezcla lo culto con lo popular. Por influencia escolar utiliza la amplificatio mediante enumeraciones, sinónimos juntos, perífrasis, exégesis e ilustración con ejemplos. De la Escolástica recoge la fórmula de himno bíblico -vocativo más oración de relativo-, los diversos tropos, las digresiones y las estructuras bimembres y coordinativas.

     De lo popular toma la yuxtaposición, el dativo ético, las fórmulas fáticas juglarescas y numerosos rasgos del habla popular: diminutivos y aumentativos, hipérboles, refranes, exclamaciones, interjecciones, juramentos e imprecaciones de todo tipo y eliminación de los verba dicendi; mostrándose así como un producto típico de la heterogeneidad de la clerecía del XIV.

E-RELIGIÓN Y PARODIA

     Es evidente que la religiosidad está por doquier, como en todo hombre medieval. Criticándola o haciendo burla es como más presente está. Tanto los malos clérigos, como las burlas de las celebraciones y festividades o de partes incluso de la liturgia. Sin embargo, el contraste de las sinceras oraciones que dice componer, y su fe muestran las verdaderas intenciones pedagógicas. Todo le sale mal cuando va de mala fe, con intenciones mundanas, lo mundano acaba con la muerte, pero nuestro autor cuando va de buena fe, no le ocurre nada grabe y al final la fe le salva.

     Así pues, como nos advierte Alberto Blecua en su introducción a esta obra, también la religión resulta ámbito fecundo para la parodia, como muestra el episodio de «las horas canónicas» (cs. 372-387). Entre ellas se incluyen varias narraciones burlescas en la que Juan Ruiz hace coincidir las etapas de una conquista amorosa con el rezo de las horas canónicas, de maitines a completas. Esa parodia forma parte de una amplia digresión, en la que el Arcipreste culpa a “don Amor” de causar todos los pecados mortales. Como un exemplum para ilustrar el pecado de la acidia (pereza), el Arcipreste reprocha a don Amor que, allí donde llega, hace rezar mal las horas canónicas a los clérigos, que se distraen y confunden el rezo, mezclando las frases litúrgicas con pensamientos eróticos pecaminosos. El texto aparecerá así confundiendo versículos latinos, tomados de textos litúrgicos cantados y cambiándoles el sentido. Estos versículos, colocados en medio de un nuevo contexto, cobran un sentido nuevo muy alejado de su valor originario, sufren una radical transformación semántica. Tal como se aprecia, por ejemplo, en las primeras estrofas, donde las palabras latinas del Salmo 50 y de un himno de San Gregorio, se mezclan y confunden con los deseos eróticos del amante: «Do tu amiga mora  comienças a levantar, / «Domine, labia mea« en alta voz a cantar, / Primo dierumomnium los estormentos tocar, / Nostras preces ut audiat e fázesla despertar».

    Además a lo largo de la obra apreciamos toda la sociedad picaresca del siglo XIV aparece pintada en este libro: endicheras, danzaderas, pastores, tahures, troteras, panaderas, monjas, moras, etc., están descriptos en sus trepidantes versos. Y, sobre todo, esa inmortal Trotaconventos con sus arterías y trampantojos, madre de todas las Celestinas que han frecuentado la Literatura española. Y en este libro bien sazonado, jovial, y con el más puro espíritu castellano, sin trabas ni ataduras, al contrario del coetáneo arcipreste de Talavera con su misógino y dogmático libro El Corbacho. Visión pues la del de Hita más luminosa y clara de la vida, sin que el demasiado «recordar la natura» turbe el alto ímpetu de poderosa espiritualidad. Y esto lo expresó como el mejor devoto, el de Hita, siendo el precursor y el maestro de todos los castizos humoristas tragicocómicos. El Libro de Buen Amor es un libro picaresco, pero sin la desgarrada implacabilidad del Gran Tacaño, ni la estridencia de Mateo Alemán. Como una suave alegría parecen sonar las coplas del arcipreste, cuya vida, toda llena del amoroso ejercicio, es característica de aquellos tiempos revueltos y turbulentos de Alfonso XI, agigantados trágica y épicamente en los apasionados días de Pedro el Cruel o el Justiciero. Se ha querido presentar al arcipreste como un moralizador que pinta al vivo la molicie e hipocresía que le rodea, pero aunque quedó probada que su vida no fue la más ejemplar, como por gran milagro mariano quedó inmortalizada para siempre.

7-BIBLIOGRAFÍA

-AAVV. Wikipedia. Com

-WWW (2010). Diccionario de la Lengua Española. RAE

-AAVV-Temario de lengua y Literatura Española. OPOSINET/Proyecto Aula

-AAVV-Temario de Lengua y Literatura Española (de oposiciones). CEDE

Amador, José (1865). Historia crítica de la Literatura española.

Berceo, Gonzalo. Milagros de Nuestra Señora. Cátedra (Edición de Michael Gerli).

-Dutton, Brian (1962). “Gonzalo de Berceo, unos datos biográficos”. Edición digital a partir de Actas del Primer Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas celebrado en Oxford del 6 al 11 de septiembre de 1962, Oxford, The Dolphin Book Cª., 1964, pp. 249-254. En Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Hita, Arcipreste de. Libro de Buen Amor. Cátedra. (Edición de Alberto Blecua)

-Juan Lovera, Carmen (2004). “Datos biográficos de Juan Ruiz de Cisneros y acontecimientos históricos reflejados en el Libro de buen amor”. Comunicación del congreso sobre el Arcipreste de Hita.

Rico, Fracisco et alii. Historia y Crítica de la Literatura Española. Ariel.

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